top of page

Señales

  • Writer: Elizabeth Narváez
    Elizabeth Narváez
  • Aug 9, 2020
  • 3 min read

Updated: Aug 11, 2020


**Para mí nunca había sido ni siquiera una opción, era algo que no se me había pasado por la mente hasta que una de mis primas me dio la pista que no sabía que andaba buscando**


En una de las extrañas ocasiones en las que el tipo guapo preguntaba por mí, una conversación muy entretenida empezó entre mis primas. Cuando rotundamente aseguraron que el tipo en cuestión estaba “muy bueno” y pasaron a temas más interesantes, yo me seguía preguntando ¿por qué no había reparado en lo bueno que estaba?


A lo largo de la adolescencia el tema romántico había sido algo un poco raro para mí, no podía entender por qué mis amigas perdían la cabeza por una cuerda de niños bobos que a mi parecer no eran para nada atractivos. Yo prefería al contrario leer un libro o seguirle la pista a alguna telenovela, sin prestar mucha atención al hecho de que los personajes que me atrapaban de estas últimas eran siempre femeninos.


Algo similar me pasaba en el colegio, donde no me perdía un día de clases llevada por la idea de una tremenda “admiración” que según yo sentía por algunas de mis profesoras. Riamos.


ree

A los veinticinco años y guiada por una de mis varias obsesiones televisivas conocí por Twitter a una chica canadiense que me cayó muy bien, era muy graciosa y ya con eso llamó automáticamente mi atención.


Paralelamente tenía un par de amiguitas –también de Twitter- que no se reprimían para nada cuando de expresar sus gustos lésbicos se trataba, ellas me darían el safe space que necesitaba en ese momento para que mi cerebro al fin hiciera “click”.


¿Aceptación?


Luego de aceptar que de hecho me sentía atraída por mi amiga canadiense, y ese click por fin sucedió, mi respuesta a ello fue un simple “¡con razón!” tan sencillo que me hizo confundir mi reacción con aceptación; yo creía que mi repentina y nada traumática realización había sido también una aceptación del hecho y sí lo fue pero parcialmente, porque como descubriría años luego, una no necesariamente viene con la otra.


Ahora veo muy lejano ese día cuando miré a mi pasado y las piezas cayeron como un rompecabezas cada una en su lugar, por fin entendía lo que sentían mis amigas cuando les gustaba alguien en serio, porque no voy a negar que intenté un par de relaciones con hombres que no fueron a ningún lado y sí, me sentía atraída por ellos, pero esto era otra cosa. Finalmente entendía las canciones de amor que antes cantaba de memoria.


Para mí la aceptación sigue pasando hoy en día, cuando reflexiono sobre mi debate de subir algún contenido gay friendly en mis redes sociales o me pregunto por qué me cuesta tanto expresar todo esto verbalmente. Pero es entendible que los paradigmas te cambien luego de pasar la mitad de la vida ignorando de ti misma, una parte tan esencial para cada ser humano.


Debo decir que todavía me sigo sintiendo como una adolescente en varios aspectos de mi vida, pero estoy consciente de que una parte de esto viene de la tardía experiencia con mi sexualidad, la que todavía estoy descubriendo a medida que me involucro sentimentalmente con mujeres y pienso en todo lo que me perdí por estar pretendiendo ser alguien que no era y dejando pasar aquellas obvias señales.



Recent Posts

See All

Comments


Eliza's Tales

elemento1.png
bottom of page