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Niñitas, ¿ustedes cocinan?

  • Writer: Elizabeth Narváez
    Elizabeth Narváez
  • Apr 14, 2021
  • 4 min read

Si la respuesta es no, les cuento al menos tres razones por las que yo lo hago:


1. Cocinar es meditativo: todo el proceso involucra en sí una concentración total o parcial en lo que se está haciendo. Planificación, búsqueda de ingredientes, preparación y finalmente el disfrute de algo creado por nuestras propias manos.


2. Es más sano que comer en la calle: simple, repetitivo seguramente si lo has escuchado antes y hasta fastidioso, pero totalmente cierto. Cuando cocinas tú misma sabes cuáles ingredientes usaste, mucho mejor, los elegiste tú misma porque son los que más te gustan o los mejores para tu salud, además puedes experimentar con ellos y ampliar tu paladar.


3. Ahorras: es mucho más económico hacer comida en casa. Pedir delivery resulta casi el doble que preparar tú misma la comida; restaurantes ahora mismo están fuera de la picture pero cuando no lo estaban había que considerar muy bien si de verdad podías darte el “lujo” de pagar la comida además de una buena propina que aquí en Canadá es la norma. Hasta en el supermercado, cualquier tipo de carne que ya esté sazonada tendrá un precio superior al de aquellas que no lo estén.


Empecé a enfocarme en cocinar desde mi encierro por la cuarentena. Al principio me causaba mucha molestia porque no siempre estaba de humor, pero ahora es el mejor hobbie que tengo, especialmente desde que la práctica constante me ha vuelto una cocinera bastante decente.


Desde que mis dolores de estómago me cambiaron la vida y los hábitos alimenticios hace un par de años descubrí que el cuerpo y la mente funcionan mejor con una alimentación más balanceada. Con esto no me refiero a dietas locas, ¡jamás! Simplemente a la conciencia de alimentarse más balanceadamente, de saber al menos los componentes de la misma.


Noté un cambio muy sencillo: ¡mis platos tenían colores! Este es buen indicativo de una mejor nutrición, pues además de cubrir las bases tradicionales de proteínas, grasas y vegetales, un plato con muchos colores generalmente significa que se están incluyendo alimentos variados que ayudan a fortalecer el sistema inmune.


Una de las cosas que más me gusta de mi nuevo hobbie es que lo he adaptado a mis gustos particulares. Me entretiene muchísimo buscar versiones “más sanas” de recetas que he hecho toda la vida e incursionar en platos un poco más internacionales como por ejemplo la comida tailandesa que usa frecuentemente ingredientes como la leche de coco y el curri.



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Cuando cocino también aplico esto a la repostería: busco recetas que sustituyan harinas procesadas que son fatales para el cuerpo, no solo para la figura, por unas más sanas como la de coco, avena y almendras. Sustituyo la azúcar procesada por miel, azúcar de coco o jarabe de maple que igual traen calorías, pero no son calorías vacías como las del azúcar blanca. Es divertido hacer platos deliciosos y sanos, pero sobre todo es posible.


Si todas esas razones no te convencen, te cuento a continuación tres mejoras importantes que sentí con el cambio en la alimentación:


1. Más energía: al bajar el consumo de harinas y azúcar lo primero que noté fue el aumento de energía, me sentía motivada a hacer yoga y ejercicios, a salir a caminar y llenar mis días de actividades pequeñas que me mantenían ocupada.


2. Mejor humor: así como un buen desayuno antes de salir al trabajo puede hacer una diferencia abismal en el tipo de día que tengas, así mismo me pasó con el humor cuando empecé a alimentarme mejor. Me ponía metas personales pequeñas para seguir mi vida normal pero ahora integrando el ejercicio y la alimentación. Hacía planes con amigos para la noche, pero antes de salir si me tocaba ejercicios ese día los hacía sin chistar y sin evitarlos como algo más de la lista. Pero lo mejor de todo era la reflexión de la noche cuando notaba asombrada y feliz todo lo que había hecho en un día sin necesidad de sacrificar salidas con amigos y un estilo de vida más sano.


3. Aumento de autoestima: al ver mi cuerpo lograr cosas que antes no hacía me dio un boost impresionante en la autoestima, me sentía sexy porque la ropa me quedaba mejor, ya no me apretaban los pantalones a los lados y se me hacía más fácil moverme. Por fin los muslos ya no me rozaban al caminar que era algo tan común en mi vida que nunca pensé que podía cambiar. Abandoné el sostén durante el verano porque no lo necesitaba y a la larga el uso de menos ropa me dio más sensación de libertad.


Cocinar es un ritual muy antiguo que está tan incrustado en nuestras raíces como el propio ADN, hacerlo con más frecuencia e intención ha llenado mi vida de mucho más sabor y consideración hacia mí misma en general. Es algo que me da un poco de propósito en estos tiempos de encierro mundial, te invito a intentarlo, aunque sea solo por distraerte de las atrocidades del mundo actual.






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